«Driven to Madness» de Dance With The Dead (2022, Independiente)

Synthwave y heavy metal suman puntos para ser una combinación ganadora. “The 80s in a nutshell”, podríamos decir.  Algo así es lo que debieron pensar Dance With The Dead (DWTD), un grupo formado por los músicos Justin Pointer y Tony Kim en 2013 que se dedica a combinar y armonizar ambos géneros, explotando la inmensa química que esta fusión tiene el potencial de ofrecer. Desde entonces han publicado 6 discos de larga duración y 3 EPs, siendo este Driven to madness el último en ver la luz este pasado mes de enero. Hace relativamente poco que los descubrí, diría que menos de un año, y lo hice de pura casualidad: me encontré en recomendaciones de Youtube un video en el que su canción Only a dream es presentada junto con imágenes de la serie Miami Vice. Desde allí empecé a indagar sobre el grupo y lo cierto es que muchas de sus composiciones ya han hecho bastante mella en mi cerebro gracias al gancho que tienen sus melodías de sintetizador y riffs de guitarra.

Desde su disco debut Out of body (2013), DWTD ha hecho evolucionar su sonido hasta día de hoy. Lo que antes podría ser visto como un synthwave/retrowave con un toque de metal ha derivado potenciando esta vertiente metálica y endureciendo sus bases electrónicas, sin renunciar completamente a esta aura ochentera que tanto se agradece escuchar en este tipo de grupos. Una evolución que guarda su lógica, teniendo en cuenta que ambos músicos militaron en diferentes proyectos de metal antes de formar este grupo. Esto es precisamente lo que escucharemos en este nuevo disco (y sí, se trata de música completamente instrumental, por si el lector no los tiene todavía localizados).

Lo primero que me llama la atención del disco, antes de adentrarnos en la música, es su portada. Un muerto viviente al volante de un coche, a las 3 y media de la noche, circulando entre las tumbas de un cementerio y echando la mirada atrás para observar el terror en los ojos de su pasajera. Una escena que podría ser perfectamente una portada de Tales from the Crypt, The Vault of Horror o The Haunt of Fear, las famosas series de cómics de terror que la editorial EC Comics distribuyó exitosamente a principios de los 50, pero con su correspondiente toque retrofuturista. Este es el otro gran caballo de batalla de DWTD: coronar el delicioso cóctel musical de synthwave y metal con grandes dosis de oscuridad y de inspiración en el cine de terror añejo.

No en vano, el corte que abre el álbum, March of the dead, es una composición conjunta con el director John Carpenter y su hijo Cody. La colaboración resulta en un tema introductorio de 2 minutos, cuya brevedad resulta suficiente como para asentar la ambientación. Campanas, unos primeros riffs duros con su correspondiente solo y los primeros pasajes de teclado… Ya nos encontramos en su territorio y ahora toca despegar al cien por cien con Firebird, una canción en la que la atmósfera oscura y el sonido ochentero de los sintetizadores se armonizan entre múltiples cambios de ritmo y elementos nuevos que se van alternando cada pocos instantes. No cabe duda de que DWTD trabajan seriamente a nivel compositivo, rehuyendo de repetir unas pocas figuras musicales durante 4 o 5 minutos y buscando recursos que enganchen al oyente a lo largo de la canción.

Hex abre paso a la artillería electrónica del grupo, que descarga con densas bases y melodías, siguiendo este estilo compositivo que te hace sentir por momentos en una película de terror de los 80 (trasfondo ciertamente lúgubre y divertidos pasajes electrónicos danzando por encima). Pasamos a Sledge, la cual se convertirá en una de las canciones más motivadoras del disco. Suben las revoluciones, los riffs se vuelven directos e invitan a agitar la cabeza y la melodía de teclado que preside el estribillo puede quedarse dando vueltas por la mente del oyente durante un buen rato. Este fue el primer sencillo del disco, publicado junto con su correspondiente videoclip, del cual recomiendo su visualización al estar estrechamente relacionado con el dibujo de la portada. Acción y terror es la mezcla que estas melodías y riffs inspiran.

Pasando a Kiss of the creature nos topamos con algo mucho más cercano al retrowave. Las pesadas guitarras que machacaban constantemente desaparecen y dan paso a nostálgicos sonidos electrónicos bien acompañados por unas guitarras eléctricas propias de géneros como el funk o el disco, generando así un agradable y tranquilo groove… el cual es inmediatamente aniquilado a base de contundentes riffs de guitarra que abren Wyrm of doom, canción directa que va adquiriendo un aire misterioso y un toque épico gracias al trabajo desde los sintetizadores, hasta tocar techo en un bonito solo de guitarra.

Entraremos ahora en una etapa distinta del disco. Un tramo en el que saldrán a relucir las mejores sutilezas del dúo americano, dejando de lado su costado “heavy”. Start the thaw se encarga de calmar las revoluciones en otra gran oda al sonido característico de los 80, donde los sintetizadores y las melodías atmosféricas van a dominar por completo el panorama (siempre siguiendo la progresión de recursos y fases musicales que tanto caracteriza a DWTD). En una línea bastante similar transcurre I’m your passenger, de forma tranquila y con los justos sobresaltos, buscando unas melodías que tienen un punto relajante a la vez que un matiz misterioso.

Saltamos entonces a Nebula, la canción más larga y (lógicamente) con más fases del disco. Más revolucionada que las anteriores, pero insistiendo en la misma dinámica en la que los sintetizadores predominan, buscando un sonido con marcada reverberación para lograr una especie de efecto “espacial” (teniendo en cuenta el título de la canción, no creo que sea casualidad). Para cerrar el álbum, vuelve a despertar la faceta metálica de DWTD a través de A new fear, en la cual las guitarras se vuelven muy melódicas y acompañan las bases electrónicas de una forma afable y especialmente agradable a los oídos. Aún así, no pueden evitar lanzar una última descarga de riffs potentes antes de poner punto y final a su nueva aventura.

Driven to madness es un disco que dejará un sabor de boca agradable a quien busque un intermedio entre synthwave y metal. A pesar de que Out of body quizás seguirá siendo mi favorito, la verdad es que DWTD no decepcionan y nos siguen mostrando un material original, de muy buena calidad y que tiene de todo y para todos los gustos. Canciones duras, canciones misteriosas, canciones relajadas… ¡Gran trabajo!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *