Crónica de Hardline y Xtasy en Razzmatazz 3 (11 de Octubre de 2022)

Hardline es una de esas joyas que por desgracia no ha llegado al público mayoritario y que os puedo asegurar que no es porque no le hayan puesto empeño. El proyecto californiano ha contado en sus filas con auténticos fuera de serie como Neal Schon, Deen Castronovo, Rudy Sarzo, Mike Terrana o Todd Jensen. Los seguidores devotos de la formación liderada por el incombustible Johnny Gioeli celebramos su regreso al estudio con II, segundo y esperado álbum tras el excelente Double Eclipse de 1992, aunque tuvimos que volver a esperar siete largos años hasta que Leaving the End Open llegase a nuestras manos.
Desde entonces, Hardline sigue trabajando duro a diario para ofrecer nuevos trabajos de estudio de forma regular, desde el notable Danger Zone de 2016 hasta el reciente Heart, Mind and Soul que vio la luz el pasado año a través de Frontiers Records, pasando por Human Nature de 2016 y Life de 2019. La formación ha variado a lo largo de las últimas dos décadas, con el teclista Alessandro Del Vecchio y la bajista Anna Portalupi manteniéndose como miembros fijos desde 2012, completando la formación con el guitarrista Mario Percudani y el baterista Marco Di Salvia desde el lanzamiento de Life en 2019.

En víspera de festivo nacional, la velada liderada por Hardline era un evento más que obligatorio para los amantes del auténtico hard rock californiano, donde los navarrenses Xtasy se encargarían de caldear el ambiente con su hard/heavy melódico de calidad que ya nos voló de entrada con la potente Perfect Strangers en la que ya de entrada los guitarristas Jorge Olloqui y Carles Salse nos deleitaron con su excelente combinación de melodías. A continuación cayeron Nowhere to Run y Revolution, donde la voz de Silvia ya se había ecualizado como es debido y donde empezó a brillar con toda naturalidad.
El quinteto de Pamplona fue descargando sin piedad, destilando energía por los cuatro costados, dando un extenso repaso a su carrera al completo y demostrando que Abel Sequera es un fuera de serie a los platos. El baterista hizo gala de su destreza tras el bombo después de la colosal The Clock, momento en que, literalmente, destrozó la batería antes de cederle el protagonismo total a Johnny Kerchief, que hizo de Welcome to My World su particular universo entregándose a un público que cayó rendido ante los pies de una de las mejores bandas del género en nuestro país.


La descarga final se abrió con A Luchar, único tema en castellano con el que la banda nos sorprendió encarando la recta final compuesto por el triplete Into the Fire, Eye of the Storm y la portentosa Die Young con la que cerraron un show electrizante con el que Xtasy vuelve a constatar que están más activos que nunca y que no tienen intención de bajar el ritmo en los próximos años. Ya tengo ganas de verles de nuevo acompañando a Eclipse, una apuesta segura.
Después de un tiempo prudencial para acabar de pulir sus instrumentos, Hardline saltaba a la palestra con una excitante Fuel to the Fire de su reciente Heart, Mind and Soul (2021). Gioeli irrumpió en el escenario con una energía de otro mundo, metiéndose al público en el bolsillo desde el primer minuto. El hard rock californiano inundaba cada uno de los recovecos de la Razzmatazz 3 que para ese entonces ya se había rendido a los encantos del quinteto de Los Angeles. Continuaron su periplo con la interesante Surrender antes de recordarnos que estaban celebrando el trigésimo aniversario de su glorioso debut, Double Eclipse (1992), arrancando la celebración con la encantadora y melosa Everything, con un Alessandro Del Vecchio en estado de gracia al que el serio Mario Percudani acompañaba a las seis cuerdas clavando todas y cada una de las notas de semejante himno.

No tuvimos tiempo de recuperar el aliento cuando el portentoso riff de Takin’ Me Down empezó a despuntar por encima de las voces de un entregado público en el que Gioeli volvió a hacer gala de su descomunal chorro de voz para automáticamente cautivarnos con la chulesca Dr. Love en la que Mario Percudani volvió a deslumbrarnos con su técnica a las seis cuerdas dejando paso a un sobresaliente Alessandro Del Vecchio que no dejaba de sonreír ni un segundo. El ritmo descendió ligeramente antes de que Gioeli se arrancara con una excelente versión de Who Wants to Live Forever de Queen a la que encadenaron una emotiva In This Moment y la romántica Take You Home, cerrando un estupendo medley con la triste y a la par esperanzadora Page of Your Life.
Era el momento perfecto para volver a Double Eclipse con la estupenda In the Hands of Time para, de nuevo, pisar a fondo el acelerador con la vacilona y pegadiza Life’s a Bitch. El público respondió a la perfección, reaccionando ante las exigencias de un entregadísimo Johnny Gioeli que no dejó de comunicarse con el público en ningún momento, tomándose selfies con los móviles de algunos asistentes y dando apretones de manos a diestro y siniestro con el respetable. Así fue como llegó Fever Dreams para poner las cosas en su sitio y demostrar que no solo de clásicos vive Hardline. Fue el único tema de Danger Zone que cayó esa noche, pero no necesitaron más para recordarnos que llevan muchos años en activo y que sus discos actuales son tan buenos como los dos primeros.


No en vano, dejaron los mejores cortes para el tramo final. Rhythm From a Red Car era el tema que más ganas tenía de disfrutar en directo y, sin exagerar, fue una auténtica bendición deleitarme con ese potente riff de guitarra y la descomunal voz de Johnny haciendo de este corte una auténtica obra de arte con un público fundido con la propia banda. Y desgraciadamente tocaba despedir una velada de infarto con la célebre Hot Cherie de Danny Spanos, un tema que la banda hace totalmente suyo y que sirvió para despedirse por todo lo alto ante el respetable.
No solo me sorprendió la enorme voz de Gioeli en directo, de la que ya había disfrutado en directo con Axel Rudi Pell, sino que me cautivó por completo el empaque de la banda sobre las tablas, clavando cada una de las notas e incluso mejorando lo inmejorable en vivo. Jóvenes y adultos nos dimos cita en una noche memorable, en la que además nos acompañaron varios niños que también disfrutaron de lo lindo. Da gusto ver que hay nuevas generaciones en la brecha y que esto no parece que vaya a morir en los próximos años.
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