Crítica de Clerks III: La emotiva despedida de dos inadaptados (Kevin Smith, 2022)

Corría el año noventa y cuatro cuando un joven desconocido llamado Kevin Smith llevaba a la gran pantalla Clerks, el largometraje con el que el director de Nueva Jersey se presentaba al mundo. El propio Smith se hizo cargo del guión, dirección, montaje y producción, reservándose también para sí mismo un papel menor que calaría hondo en la historia del cine por su simpleza e irreverencia pero con el carisma necesario para ser recordado en un futuro. Con un casting formado por actores completamente desconocidos, si es que por aquel entonces eran actores, Brian O’Halloran y Jeff Anderson se hacían con los papeles principales en esta obra de comedia que se erigiría como uno de los filmes independientes más importantes de la década de los noventa que público y crítica abrazaron sin miramientos y pronto la colocaron como película de culto en todo el mundo.
Smith repetiría el éxito de su ópera prima en 2006 con Clerks II, una secuela en la que parte del equipo original aparecía junto a un extenso reparto, esta vez filmada en color y con un presupuesto muy superior en proporción -la primera costó 27.000 dólares y su secuela 5 millones-, la tarea de ampliar el universo de Clerks se antojaba bastante complicada pese a que Smith lo supo llevar bastante bien. No en vano, Clerks II seguía siendo una secuela al uso que poco aportaba a la trama de su filme original salvo llevar a sus protagonistas fuera del QuickStop en el que se situaba la primera entrega trasladando la acción a un nuevo escenario.
Las comparaciones son odiosas y Clerks II no logró calar tan hondo como su primera entrega, pese a que la recepción fue bastante más favorable que las dos anteriores cintas de Smith: Jay y Bob el Silencioso Contraatacan (2002) y Una Chica de Jersey (2004). De todas formas, Clerks II era tan original como su ópera prima y lograba reinventar la fórmula de su predecesora ahondando un poco más en sus personajes, destacando enormemente el romance entre Dante Hicks (Brian O’Halloran) y Becky Scott (Rosario Dawson) además de presentarnos a dos nuevos e interesantes personajes, el de Elias Grover (Trevor Fehrman) y Emma Bunting (Jennifer Schwalbach), además de la participación de los inestimables Jay (Jason Mewes) y Bob el Silencioso (Kevin Smith).
Dieciséis años han tenido que pasar, sin embargo, para que Clerks III sea una realidad. Smith ya había empezado a mover los hilos para parir una secuela en 2012, e incluso llegó a acabar un posible guión en 2013, pero el hecho de que Jeff Anderson (Randal Graves) no quisiese participar en una secuela paralizó por completo el desarrollo de una tercera parte hasta 2018. El director Kevin Smith sufrió un infarto que casi acaba con su vida y, tras su recuperación, decidió re-escribir el guión de Clerks III y Anderson se sumó al reparto de esta secuela, así que todo parecía estar enfilado. Randal y Dante volverían a coincidir en un último viaje, en palabras de su propio director.
Tras una larga lucha por hacer posible Clerks III, la cinta llegó a los cines estadounidenses a primeros de Septiembre y las reacciones han sido bastante favorables hasta la fecha, aunque la cinta aún no se ha estrenado en nuestro territorio. Cabe decir que esta crítica está repleta de spoilers, así que recomiendo a todo aquel que no quiera destripar la película por completo que deje de leer a partir de este mismo momento, puesto que mi intención es la de comentar varios aspectos de la película, no solo sobre el guión en sí.

Si habéis visto Clerks y Clerks II, es posible que estéis leyendo este artículo por ese mismo motivo, sabréis de sobra a qué me refiero cuando califico a la franquicia de ser una comedia ácida y generalmente muy negra en su totalidad, pero Clerks III os va a sorprender enormemente en este aspecto. Clerks III es un drama encubierto, una re-interpretación del universo Clerks cargado de emotividad y comedia cuyo poso es bastante agridulce, vaya por delante. Aquí nos encontramos con los mismos personajes de antaño, dos auténticos perdedores que en su vida han llegado a hacer algo importante, y ese es el punto de partida de esta tercera parte.
Hay mucho de Kevin Smith en esta cinta, y la muestra de ello es el propio argumento en sí. En un momento dado Randal sufre un infarto y a partir de este incidente decide actuar en consecuencia para lograr algo en su vida en el tiempo adicional que se le ha dado, algo que parece haber marcado a fuego a su propio director tras vivirlo en sus propias carnes. El bueno de Randal decide grabar una película tras años y años devorando cine, reformulando así el propio universo de Clerks en una especie de metáfora de lo que Clerks III supone en la vida del propio Smith, revisitando así algunos de los momentos más icónicos de su primera parte.
Dante, por contra, se muestra mucho más serio y pensativo en todo momento, marcado por la pérdida de Becky y el hijo que ambos esperan en un accidente de tráfico. Este hecho ha marcado a su protagonista desde los eventos posteriores a Clerks II, y es aquí donde O’Halloran destaca enormemente frente a sus dos anteriores partes. Tanto Brian O’Halloran como Jeff Anderson asumen un papel mucho más melancólico y profundo en Clerks III y exprimen al máximo su potencial como actores ofreciendo un registro que nunca antes habíamos visto en el universo del QuickStop, donde Becky (Rosario Dawson) aparece de forma puntual para apoyar a Dante regalándolos algunos de los momentos más emotivos de la propia cinta.

En el lado cómico, cabe destacar el regreso de casi todo el cast original de Clerks, recuperando incluso aquellos personajes que aparecían de forma puntual como pueda ser el hombre que busca la pareja de huevos perfecta en las neveras o el hombre que espera su turno mientras el gato hace sus necesidades en la caja de cartón, este último recreando la misma escena con la excusa de grabar aquellos eventos vividos por Randal y Dante en la Clerks original. Revisitamos momentos y situaciones icónicos de la cinta original, Smith logra transportarnos de nuevo a 1994 haciendo referencia al uso del color de la Clerks original e incluso soltando algún que otro chascarrillo sobre por qué motivo podrían grabar una película con gente normal que jamás ha actuado.
Hay algún que otro arco argumental sobre ciertos personajes que podrían no agradar a todo el mundo como pueda ser el de Elias Grover (Trevor Fehrman), pero entiendo que Smith quiera darle una vuelta de tuerca a la trama general y apoyo la elección del propio director para no ofrecer lo mismo de nuevo. Agradezco enormemente que se haya optado por dar una visión mucho más seria y emotiva de la franquicia para ofrecernos un final digno para estos personajes que, en el caso de muchos, nos han acompañado a lo largo de la vida. Reconozco que derramé más de una lágrima a lo largo de la cinta pero con el final me derrumbé por completo. Si hubiese estado en una sala de cine, ese es el claro momento en que solo puedo levantarme y aplaudir desde lo más profundo de mi corazón.
En definitiva, ha sido un largo viaje para dos personajes que formarán parte de mi vida mientras esté por aquí, que me han marcado a fuego y que, de alguna forma, han ayudado a moldear mi personalidad a lo largo de los años. Dante y Randal siempre tendrán un lugar privilegiado en mi corazón, y Smith ha logrado lo que pocos podrían con una tercera parte: hacerme sentir un niño, hasta el punto de hacerme pensar en el futuro e incluso llegar a replantearme ciertas cosas sobre cómo vivir y cómo afrontar la vida a partir de este momento. Jamás hubiese dicho algo así de una cinta de Smith, pero el cabrón lo ha logrado. Te quiero, Kevin.

Guión y Dirección: Kevin Smith
Productora: View Askew Productions, BondIt.
Música: James L. Venable
Fotografía: Learan Kahanov
Reparto: Kevin Smith, Rosario Dawson, Jason Mewes, Jeff Anderson, Brian O’Halloran, Marilyn Ghigliotti, Ben Affleck, Sarah Michelle Gellar, Justin Long, Fred Armisen, Trevor Fehrman, Jennifer Schwalbach Smith, Austin Zajur, Scott Schiaffo, Walter Flanagan, Dave Ferrier